Afecta la ropa de invierno a la seguridad en la conducción
El frío propio del invierno puede llevarnos a cometer ciertas imprudencias a la hora ponernos al volante. Un comportamiento muy habitual y una escena muy común es ver conductores con el abrigo puesto o incluso con un pañuelo o bufanda alrededor del cuello. ¿Cómo puede afectar este comportamiento a la seguridad en la conducción?
En primer lugar, se debe valorar cómo la ropa más voluminosa que utilizamos en invierno afecta a nuestra libertad de movimientos al volante. ¿Te cuesta mover la cabeza con esa gruesa bufanda de lana? ¿Puedes mover adecuadamente los brazos a pesar de ese abrigo de plumas? ¿Alcanzas bien los mandos, o la palanca para cambiar las marchas? Si la ropa que llevas te lo dificulta es mejor quitársela para conducir.
Esto puede parecer exagerado, pero recordemos que el Reglamento General de Circulación recoge que artículo 18 que “el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía. A estos efectos, deberá cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la mantengan el resto de los pasajeros, y la adecuada colocación de los objetos o animales transportados para que no haya interferencia entre el conductor y cualquiera de ellos”. Queda a criterio de los agentes de tráfico proponer para sanción si consideran que el conductor o conductora incumple esta norma.
Teniendo en cuenta la normativa mencionada, tampoco se deben llevar gorros, sombreros u otras prendas similares que puedan impedir nuestra visibilidad.
Igualmente, es recomendable llevar calzado que nos permita sentir y pisar los pedales con seguridad. No se debe conducir con zapatos de tacón alto ni con botas de agua, botas de montaña o parecidas, ya que reducen la sensibilidad con los pedales y dificultan su accionamiento.
Para conducir, si se lleva habitualmente este tipo de calzado, lo mejor es contar con un segundo par de zapatos en el maletero. Deben ser cómodos y ofrecer buen agarre y sensibilidad.
A parte de esta libertad de movimientos, también debemos mencionar que determinadas prendas, especialmente los abrigos voluminosos, pueden restar seguridad y pueden hacer que el cinturón de seguridad no nos sujete adecuadamente en caso de siniestro.
Esto mismo ocurre en el caso de los niños a la hora de ir en el sistema de retención infantil. Si les colocamos con el abrigo, puede que el arnés no quede suficientemente tenso. Sólo debe entrar uno o dos dedos entre el cuerpo del niño y el arnés. Si el niño va con el abrigo, esta tensión no es tal y, además, el niño se puede resbalar dentro del propio abrigo, produciendo el conocido efecto submarino.
La mejor solución es mantener una temperatura agradable dentro del vehículo, de tal forma que no sea necesario llevar puesta ropa de abrigo. Se recomienda mantener una temperatura de entre 21 y 22 grados, ya que el calor excesivo produce somnolencia y también afecta a la capacidad para conducir.