Así afectan las altas temperaturas a tu coche
El automóvil no es ajeno a las altas temperaturas, y aunque están preparados para soportar el calor, hay que señalar que muchos de sus componentes también se ven afectados por los valores que pueden alcanzar los termómetros en verano. Por lo tanto, es importante un correcto mantenimiento del vehículo, haciendo especial hincapié en aquellos elementos más sensibles al calor, como neumáticos, líquidos, frenos, batería o escobillas del limpiaparabrisas. Hay que tener en cuenta que hay determinadas zonas del vehículo que pueden alcanzar hasta los 70° C durante estos meses. Por supuesto, todo va a depender de la temperatura exterior y de si se han aplicado medidas de protección, como estacionar en una zona sombreada, en un garaje, si se han utilizado parasoles u otros protectores.
En numerosas ocasiones hemos abordado cómo el calor puede afectar al conductor a la hora de garantizar al 100% su capacidad para conducir. Y es que las altas temperaturas provocan que se reaccione de forma más lenta, que surja la somnolencia, se comentan más errores y se perciban peor los riesgos, entre otros. Pero además, el coche también se ve afectado por el calor intenso.
Si estacionas el coche al sol y lo dejas completamente cerrado y sin ventilación, la temperatura interior va a aumentar rápidamente. Con una temperatura ambiente de 29°, la temperatura interior aumenta casi 20° en los primeros 45 minutos. Si en el exterior hay 39 grados, el vehículo puede tener zonas interiores a 70 grados.
Además, como hemos dicho antes, hay determinados elementos del vehículo que pueden sufrir un desgaste prematuro con el calor y que deben ser revisados con frecuencia durante el verano para garantizar que están en perfectas condiciones:
1-Neumáticos. Aunque han sido fabricados para soportar altas temperaturas durante la conducción, es necesario que sean revisados con periodicidad, ya que tanto el asfalto caliente como la temperatura ambiental van a influir en cómo se comportan y en la degradación de la goma. Revisa la presión de los neumáticos (también la del neumático de repuesto si tu coche la tiene) y comprueba que no han sufrido un desgaste prematuro. Con el calor, si las ruedas no están en las debidas condiciones, se incrementan las posibilidades de reventones y pinchazos. Por ello, también hay que vigilar que no haya cortes, malformaciones o bultos.
2-Líquidos. Es importante comprobar los niveles, especialmente el del líquido refrigerante, fundamental para evitar que el motor sufra un calentón. No hay que olvidarse tampoco del líquido de frenos, del aceite y del líquido limpiaparabrisas. Todos son importantes.
3-La batería. Es uno de los elementos que más se ven afectados por las temperaturas extremas. Tanto el frío como el calor pueden provocar un deterioro prematuro. Si la batería está próxima al fin de su vida útil, las altas temperaturas pueden acelerar este proceso y que deje de funcionar antes.
4-Frenos. Se recomienda no realizar frenadas prolongadas e intensas para evitar que se calienten demasiado. Es mejor levantar el pie del acelerador y usar el “freno motor” cuando sea posible. Es muy importante comprobar periódicamente el sistema de frenado al completo.
5-Sistemas electrónicos como el navegador, los sistemas de información y entretenimiento, o los cuadros de mandos digitales. Las pantallas pueden perder luminosidad o pueden surgir problemas electrónicos. Para evita que se calienten en exceso es recomendable utilizar parasoles y estacionar en lugares con sombra.
Además, hay otros elementos, como la goma de las escobillas del limpiaparabrisas, que también se pueden ver afectados por el calor.
La revisión del vehículo es en verano especialmente importante, ya que, además del calor, hay que tener en cuenta otros factores que también pueden perjudicar su estado como es la humedad y el salitre propios de las zonas de costa. Revisa tu coche con frecuencia para garantizar su buen estado y poder hacer tus viajes con total tranquilidad.