¿Se puede conducir con depresión?
¿Puedo seguir conduciendo si tengo depresión? Lo cierto es que todo depende del grado. Tal y como reconoce Roberto Durán Romero, psicólogo asesor de la Junta del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COP-M) del área de Psicología del Tráfico y de la Seguridad, ‘la depresión es un trastorno afectivo y la persona que la padece está muy limitada para conducir’.
Tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, durante al menos dos semanas. Entre los síntomas se encuentran: pérdida de energía; cambios en el apetito; necesidad de dormir más o menos de lo normal; ansiedad; disminución de la concentración; indecisión; inquietud; sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza; y pensamientos de autolesión o suicidio.
Roberto Durán señala que ‘una de las características más importantes es la disminución de la atención y la concentración y una pérdida de confianza en sí mismo. También se producen dificultades para dormir. Toda esta sintomatología varía en intensidad y en su nivel de incapacitación dependiendo de si la depresión es un episodio leve, moderado o grave’. Tal y como hemos mencionado, ‘la persona mantiene un estado de ánimo bajo, deja de interesarse por las cosas, disminuye su vitalidad y su actividad. Siente un cansancio continuo’.
‘Los síntomas descritos son incompatibles con las condiciones físicas y psicológicas necesarias para conducir de manera correcta’, señala el psicólogo de la COP-M. Por ello, es muy importante que un profesional sea el encargado de determinar el grado en el que la persona está afectada y si puede seguir o no conduciendo hasta su completa recuperación o sólo durante cierto tratamiento.
Debemos tener en cuenta que antes de que la persona haya sido diagnosticada de depresión, ya cuenta con dicha sintomatología y es peligroso conducir. Por lo que, lo más recomendable, es evitar en la medida de lo posible ponerse al volante hasta que cuente con la asistencia de un profesional. En este caso, hablamos de un psicólogo o psiquiatra, que será el encargado de diagnosticar la depresión, explicar a la persona en qué consiste e iniciar un tratamiento. Aquí es cuando se advierte a la persona que no puede realizar actividades que exijan mucha concentración, entre ellas conducir.
El paciente cuenta con un informe verbal y otro por escrito donde se indica el resultado de la evaluación. Debemos tener en cuenta que además del estado de depresión, también hay medicamentos que alteran la capacidad para conducir. Tal y como señala el psicólogo Roberto Durán, ‘en general cualquier fármaco o psicofármaco con capacidad para alterar el sistema nervioso puede afectar a la atención, concentración, sueño y reflejos’. Es el profesional médico quien, en todo caso, informa al paciente al respecto.