¿Se puede conducir estando de baja laboral?
Se estima que durante el año 2022 se produjeron aproximadamente 768.000 bajas laborales, según la Seguridad Social. Industria, construcción y servicios son los tres sectores que concentraron un mayor número de bajas laborales durante el año 2022.
Se considera baja laboral el periodo durante el cual un trabajador se ausenta de su puesto de trabajo por haber sufrido un siniestro o tener una enfermedad. Para estar oficialmente de baja es necesario que se emita un parte médico de incapacidad que, efectivamente, certifique que la persona no se encuentra capacitada para ejercer sus funciones laborales. La pregunta, entonces, es si se puede conducir a pesar de estar en esa situación. Lo cierto es que todo va a depender del motivo de la baja y de las indicaciones médicas.
Hay determinados puestos de trabajo que requieren de más o menos esfuerzo físico y/o mental. Si no te encuentras en condiciones como para acudir a tu puesto de trabajo por salud o por haber sufrido un siniestro, el médico es el único facultado para darte la baja.
Sin embargo, estar de baja o con una incapacidad temporal no tiene que suponer la incapacidad para conducir. En la práctica, se puede conducir estando de baja siempre y cuando el médico no determine que no puedes hacerlo con total seguridad, aunque, en muchos casos, esta cuestión no siempre se trata durante la consulta. Cuando sucede eso se debe apelar a la responsabilidad individual y al sentido común: ¿puedes conducir en tus condiciones o esto supondrá un riesgo para la seguridad de todos?
El Reglamento General de Circulación establece en sus artículos 17 y 18 que “los conductores deberán estar en todo momento en condiciones de controlar sus vehículos” y “mantener su propia libertad de movimientos para garantizar su propia seguridad, la del resto de ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía”. Para lograrlo, es importante encontrarse en condiciones óptimas, tanto físicas, como mentales o emocionales.
Y es que no es necesario que haya un impedimento físico, como una lesión traumatológica, para no ponerse al volante. A parte de estos casos obvios, hay otras dolencias que pueden impedir la conducción, como problemas de salud mental. Por ejemplo, la depresión puede provocar ansiedad, nerviosismo o irritabilidad, unas condiciones bajo las que conducir no es una buena idea. De hecho, se necesita un informe médico favorable para poder renovar o sacarse el carné de conducir durante una baja por depresión.
Tampoco se debe conducir si se sufren dolores cervicales o lumbares, unas condiciones que pueden dificultar (o incluso impedir) mantener la postura o los movimientos naturales durante la conducción. Otros problemas, como los auditivos, visuales, o del sistema nervioso, pueden alterar también la capacidad para conducir. Todo depende del grado de afectación.
¿Y qué ocurre si tienes gripe o un simple resfriado? Igualmente, va a depender de tu estado general y de la medicación que estés tomando. Si tienes fiebre, malestar general, estornudos frecuentes, congestión nasal…, todos son factores que reducen la capacidad para conducir, que puede verse muy mermada y, por lo tanto, lo más recomendable en esos casos es no ponerse al volante.
También hay que tener en cuenta la medicación que se está tomando, ya que puede interferir en la capacidad para conducir. Ante cualquier duda, hay que consultar con el médico o farmacéutico y leer siempre el prospecto. Comprueba si aparece el pictograma que informa de que no se puede conducir mientras se consume dicho medicamento.
Por supuesto, hay que tener en cuenta que para poder seguir estando de baja, si lo necesitas, es importante no realizar nada que pueda ralentizar el proceso de recuperación.
Sé responsable y actúa de forma racional. No conduzcas si consideras que no te encuentras en perfecto estado. Depende de ello tu seguridad y la del resto de usuarios.