Covid-19, que no afecte a tu conducción
Y es que la actual situación puede afectar directamente a nuestra capacidad para conducir. Sufrir un ataque de ansiedad en plena conducción puede ser muy habitual. Todo puede proceder del estrés: falta de aire, palpitaciones, sensación de ahogo… Si se sufre un ataque de ansiedad, la mejor opción es detener el vehículo en una zona segura.
Sin duda alguna, esta situación de estrés puede estar especialmente presente en aquellos individuos que tienen que soportar una gran carga de trabajo estos días, como pueden ser sanitarios, fuerzas del orden o transportistas y todas aquellas personas que se encuentren especialmente preocupadas o vulnerables. Hay que tener en cuenta que el estado mental es igual de importante que el estado físico.
La incertidumbre, el miedo al contagio, la sensación de vulnerabilidad, la carga laboral… la angustia, pueden aparecer durante la conducción, momento en el que nuestros pensamientos pueden divagar a toda velocidad. El estrés aparece en nuestra cabeza y en la conducción, que se puede volver más agresiva, menos tolerante y peligrosa.
Para evitar su aparición es importante dormir las horas necesarias, realizar los descansos oportunos y, sobre todo, sentirse seguro. Para ello, es importante llevar y seguir unas normas básicas de seguridad, como pueden ser limpiar e higienizar el vehículo antes de conducir y llevar el equipamiento de protección necesario según el riesgo asumido. Es necesario organizar y planificar la jornada para evitar las prisas. Sin duda alguna, escuchar música puede ayudar a evitar esos pensamientos negativos.
Por supuesto, no se debe recurrir a drogas ni al alcohol, y mucho menos a la hora de conducir un vehículo. En el caso de los medicamentos, se debe recordar que deben ser prescritos por personal sanitario autorizado evitando la automedicación.
Si se está conduciendo y se produce una situación de estrés que no puedes controlar, retírate a un lugar seguro fuera de la calzada. Detén el vehículo y despéjate.
Para el resto de usuarios de las vías, cualquier alteración de su estado anímico afecta notablemente a su actividad. En el caso de los peatones, estas situaciones también crean pérdida del nivel de atención, lo que puede llevar a asumir grandes niveles de riesgo, por ejemplo, al cruzar la calzada.
Como norma general, los desplazamientos en esta situación de contingencia están limitados. En el caso de que una persona deba hacerlo y crea, o creamos, que no se encuentra bien, dispone de otras alternativas de transporte más seguras que conducir con un estado mental alterado.