Los delitos contra la seguridad vial se incrementan en 2021, a pesar de la menor movilidad
El descenso en los desplazamientos registrados durante 2019 y 2020, y la menor siniestralidad vial no han hecho que los delitos contra la seguridad vial hayan bajado. De hecho, en el año 2021 se alcanzaron las cifras más altas de la última década. Según datos compartidos por el Fiscal coordinador de Seguridad Vial, Luis del Río Montesdeoca, durante 2021 se iniciaron un total de 125.939 procedimientos judiciales relacionados con delitos de tráfico. En lo que a infracciones penales se refiere, una de cada tres condenas dictadas por los tribunales en España fueron precisamente por delitos contra la seguridad vial, hasta alcanzar las 94.942. Si hablamos de las acusaciones formuladas por el Ministerio Fiscal, las relativas a delitos viales representaron el 34% del total.
El aumento de procedimientos judiciales, acusaciones y sentencias condenatorias ha sido el mayor de los últimos años, situándose en cifras similares a las muy elevadas de 2011-2012. Especialmente preocupante es el incremento del número de procedimientos judiciales incoados, el mayor desde 2011. Concretamente, hablamos de un 10% más de procedimientos que en 2019, antes de la pandemia. Esto también se ve reflejado en las sentencias condenatorias, que han aumentado un 17% respecto a antes de la pandemia: 94.942 frente a 80.542. No obstante, el Fiscal ha resaltado que el 90% de las sentencias son por conformidad, lo que permite que la ejecución sea inminente.
En este sentido, hay que decir que el 7% de los asuntos acaban en condenas, y que el proceso más empleado para los delitos contra la seguridad vial es el del “juicio rápido”: más del 70% de los procedimientos incoados (siete de cada diez, con un incremento del 7% respecto de 2020) y del 80% de las acusaciones formuladas por los delitos contra la seguridad vial lo fueron por los trámites de diligencias urgentes, lo que es indicativo de la vuelta a la normalidad tras el período de pandemia.
Más de la mitad de las condenas son por conducir bajo los efectos del alcohol o drogas
Durante 2019, se emitieron 54.764 sentencias por conducir vehículos bajo la influencia de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas, o por presencia de alcohol en el organismo por encima de los 0,60 mg/l en aire espirado o de 1,2 gr/l de sangre. Respecto a años anteriores, en 2020 fueron 38.241 sentencias y 48.078 sentencias en 2019.
Aquí hay que resaltar los 106.686 expedientes administrativos por alcohol y drogas (56.073 por alcoholemia y 50.613 por drogas), frente a los 70.674 procedimientos penales.
Por otro lado, durante el año 2021 se dictaron 578 sentencias por conducir un vehículo a velocidad superior a la permitida (60 km/h en vía urbana o en 80 km/h en vía interurbana). En este apartado, el volumen de sentencias condenatorias experimentó un notable aumento del 47%, lo que rompe la estabilidad de los años precedentes (578 sentencias en 2021 frente a las 391 de 2020 y 394 de 2019).
En este sentido, hay que resaltar que casi la total de los excesos de velocidad detectados se sancionan en sede administrativa, y que solo el 0,03% pasa a procedimiento penal. De hecho, en 2021 se registraron 3.056.312 expedientes sancionadores por vía administrativa frente a los 1.193 procedimientos penales.
Hay que añadir que el año pasado hubo 1.928 sentencias por conducir con temeridad manifiesta y poniendo en peligro la vida o la integridad de las personas, y 3.382 sentencias por negarse a someterse a las pruebas de alcohol y/o drogas.
Por último, se debe destacar que en 2021 se dictaron 34.127 sentencias por conducir un vehículo tras la pérdida de vigencia del correspondiente permiso o licencia por la pérdida total de puntos o por retirada judicial (el 36% de las condenas), lo que supone un aumento del 41% respecto a 2020, cuando se registraron 24.156 sentencias.
El Fiscal ha apuntado como posible causa de estos incrementos que los conductores “puede que hayan descuidado las normas de cautela”, y espera que sea una circunstancia “coyuntural” relacionada con un “efecto rebote” y no el inicio de una tendencia alcista.