Así es cómo la Dirección General de Tráfico vigila las infracciones desde el cielo y desde la carretera
La velocidad inadecuada o excesiva está detrás de 1 de cada 5 siniestros viales de tráfico con víctimas. Y es que, a mayor velocidad, más probable es sufrir un siniestro en la carretera y que este sea de gravedad. La Dirección General de Tráfico (DGT), al igual que sus homólogos europeos, trata de vigilar y controlar que todos los conductores cumplen con las velocidades máximas a través de los conocidos radares, fijos o móviles, pero desde hace unos años ha incorporado otros sistemas de vigilancia más modernos y novedosos, como los helicópteros equipados con radares aéreos Pegasus, o drones.
En España hay más de 165.000 kilómetros de carreteras, por lo que controlar que todos los conductores cumplen la ley es una tarea muy complicada. Para ofrecer la máxima cobertura, la DGT cuenta con radares instalados por toda la red de vías. Detallamos, a continuación, qué tipo de radares podemos encontrarnos.
En primer lugar están los radares fijos, que son los más habituales y los que más podemos ver en carretera. Desde la DGT indican que hay 780 radares fijos de velocidad. Además, el director general de Tráfico, Pere Navarro, ha anunciado en una reciente comparecencia en la Comisión de Seguridad Vial del Congreso de los Diputados que se instalarán 46 puntos de control nuevos, aunque todavía no están en marcha. Hay que recordar que todos los radares fijos están señalizados, también los llamados “de tramo”. Estos últimos se encargan de medir la velocidad media a la que circula un vehículo entre dos puntos, y ya hay 92 de ellos instalados en las carreteras españolas.
Dentro de los puntos de control fijos, en ciudad encontramos cámaras de semáforo, es decir, aquellas que multan cuando no se ha respetado las luz roja (la mayor parte dependen de los Ayuntamientos). Y a estas hay que sumar las cada vez más presentes cámaras que vigilan el uso del cinturón de seguridad o el teléfono móvil. La DGT indica que hay 245 cámaras encargadas de controlar este tipo de infracciones.
En lo que respecta a los radares móviles, son aquellos que no están ubicados en un lugar determinado de forma fija y, como es de esperar, no están señalizados. Actualmente hay 545 radares de este tipo.
En esta línea, hay que añadir las 15 furgonetas camufladas repartidas por las diferentes Comunidades Autónomas, y 34 motos de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil sin distintivos que circularán por las carreteras de mayor siniestralidad durante este verano para comprobar que se hace una conducción responsable. Estas motos forman parte de una prueba piloto que se lleva a cabo durante los fines de semana de verano.
Vigilancia desde las alturas
A los dispositivos terrestres hay que sumar los medios aéreos. Y es que no hay mejor forma de ver lo que ocurre en la carretera que desde el aire con helicópteros equipados con radar. Son los conocidos como Pegasus y hoy por hoy hay 12 helicópteros equipados con este sistema.
Así funciona Pegasus: en primer lugar, y partiendo de la posición del helicóptero, un GPS calcula las coordenadas del vehículo. A continuación, un telémetro láser mide la distancia exacta entre el helicóptero y el vehículo. Con las posiciones sucesivas, sabe su velocidad. El sistema la mide cada tres segundos y calcula la media. Puede detectarla entre 80 y 360 km/hora. Por último, la infracción queda grabada y se tramita por vía telemática.
Por otro lado, los drones se han sumado a esta vigilancia desde los cielos y son los últimos dispositivos en incorporarse a esta labor. En total hay 39 de estos dispositivos (28 más que en 2020). Hay que añadir que 23 de los 39 drones tienen capacidad de denuncia. Desde la DGT indican que operan siempre que el responsable de medios aéreos lo estima conveniente, y lo hace, sobre todo, donde no hay helicópteros. Suelen trabajar especialmente en operaciones especiales como la de verano, Semana Santa o eventos deportivos con una mayor intensidad de tráfico como los eventos de Jerez o Cheste.
La importancia de respetar los límites máximos de velocidad
Conocer la existencia de estos radares es útil pero más importante es no tener la necesidad de saber dónde están ubicados. ¿El motivo? Siempre debemos respetar la velocidad máxima establecida para cada tipo de vía y adaptarnos a las circunstancias, como pueden ser lluvia, nieve, viento, hielo, atascos… No es una actitud responsable levantar el pie del acelerador en determinados momentos para librarse de la multa, y después volver a superar la velocidad permitida.
Y es que entre el 20% y el 50% de los conductores superan los límites de velocidad en las autopistas cuando hay tráfico fluido. En el caso de las vías urbanas se supera la velocidad entre un 20% y un 80%, según el Consejo Europeo de Transportes (ETSC, por sus siglas en inglés).
A mayor velocidad, mayor es la distancia recorrida para que la persona reaccione y el vehículo responda. Durante este tiempo (tiempo de reacción + tiempo de frenado), el vehículo recorre una determinada cantidad de metros hasta que se detiene por completo. Además, como hemos mencionado anteriormente, cuanto mayor es la velocidad, mayor es la energía cinética que tienen tanto los ocupantes como el vehículo. Esto provocará que, en caso de siniestro, aumente de manera considerable el riesgo de sufrir lesiones graves o mortales.
Al volante, siempre es mejor no correr riesgos.