¿En qué consiste el ‘Control de la presión de los neumáticos (TPMS)’ que está en tu vehículo?
Las ruedas o neumáticos son el único nexo de unión entre el vehículo y el asfalto. Un exceso o defecto de presión supone un riesgo para la seguridad. Lo ideal es mantener siempre la presión óptima en función del vehículo y de la carga, según las indicaciones del fabricante del automóvil. El control de la presión de los neumáticos o TPMS es un sistema que avisa al conductor cuando detecta que el inflado de alguna rueda no es el correcto. Este sistema es obligatorio desde 2014, y a este se unirán otros tantos sistemas de ayuda a la conducción ADAS que serán obligatorios a partir de la segunda mitad de 2022 en los vehículos de nueva homologación en la Unión Europea.
Los sistemas ADAS buscan evitar el error humano y contribuir a conseguir la máxima seguridad de los ocupantes en sus desplazamientos. Se trata de un paso más hacia la conducción autónoma. Según la Dirección General de Tráfico, los ADAS permitirán en España una reducción aproximada del riesgo de siniestro en un 57% aproximadamente de los registrados en España, y se calcula que se evitarían un total de 51.000 siniestros, o sus consecuencias se verían mitigadas significativamente.
En julio de 2022 comienza la conocida como ‘Fase 1’ de implantación de los sistemas ADAS, en la que los vehículos de nueva homologación en la UE deberán contar con sistemas tan importantes como el frenado autónomo por detección de vehículos y objetos en movimiento (en coches y furgonetas), el mantenimiento de carril (coches y furgonetas), o el sistema de información de punto ciego (camiones o autobuses). En este artículo detallamos en qué consisten las diferentes fases y los sistemas que se van a ir implantando en cada uno ellos.
Todos los coches nuevos que se venden en la Unión Europea desde 2014 están equipados con el sistema de control de presión de neumáticos (desde el 1 de noviembre de 2012 en nuevas homologaciones, y en los vehículos nuevos matriculados, desde el 1 de noviembre de 2014).
Como su propio nombre indica, este sistema avisa en caso de que los neumáticos no tengan la presión indicada por el fabricante. El sistema TPMS, ahora de serie en los vehículos, tenía un coste adicional como accesorio que oscilaba entre los 100 y los 700 euros. Un bajo precio si lo comparamos con las muchas ventajas que ofrece este sistema:
- Evita posibles reventones debido a la mala presión de los neumáticos.
- Al tener la presión correcta, se reducen las pérdidas de control en situaciones difíciles.
- Se evita que la cubierta pueda separarse de la llanta del neumático en una curva.
- Se reduce el riesgo de aquaplaning por presión inferior a la recomendada.
- No hay desgaste irregular del neumático por falta o exceso de presión.
A esto hay que añadir que se calcula que hay un 30 % menos de siniestros de tráfico gracias a este sistema, según un estudio que realizo el TRL en marzo de 2018 para la Comisión Europea.
Todos estos sistemas avanzados de ayuda a la conducción son abordados y explicados en la web de Fundación MAPFRE y Fundación CEA.
ASÍ ES EL TPMS MÁS DE CERCA:
En el mercado hay dos tipos. Por un lado está el sistema directo, que mide la presión a través de un sensor que se encuentra situado en la válvula del neumático.
Este sistema directo consta de tres elementos distintos. Concretamente, hay cuatro módulos sensores-emisores, instalados en cada válvula de las ruedas (algunos fabricantes incluyen también otro en la rueda de repuesto). Cada módulo incorpora un sensor de presión-temperatura y un interruptor inercial activado por el giro de la rueda para determinar que el vehículo está en movimiento. Una pila de litio alimenta al módulo sensor-emisor con una vida de aproximadamente 10 años.
También hay una unidad de control del sistema y una antena de alta frecuencia bajo la carrocería, el receptor. Algunos fabricantes integran la antena en la unidad de control.
El segundo tipo es el sistema indirecto, que compara la diferencia de velocidad de giro de un neumático respecto a otro que no ha sufrido ninguna pérdida de presión. Aquí, el sistema de control de la presión hace uso del sensor de velocidad de giro que ya incorpora cada rueda del vehículo para el funcionamiento del sistema ABS/ESP. El sistema solamente estima que un neumático se encuentra más desinflado por comparación de su velocidad angular con la del neumático opuesto diagonalmente, es decir, el sistema no sabe la presión que debe tener el neumático, solo la compara.
Si una de las ruedas ha perdido presión el diámetro del neumático se reduce, y a consecuencia de ello, para recorrer en línea recta una misma distancia que otro vehículo, tendrá que girar más veces. Es aquí cuando el calculador del sistema es el encargado de detectar esta diferencia mediante las indicaciones de los sensores de cada neumático, y de esta manera alerta al conductor de la perdida de presión.
Siempre que se ajusta la presión de los neumáticos, se debe reiniciar el sistema, memorizando así las nuevas presiones que servirán de referencia para el sistema.
Con el sistema TPMS directo se conoce en todo momento la presión exacta de los neumáticos y es capaz de detectar variaciones de 0,2 bar, mientras que con el sistema indirecto se puede detectar esta diferencia cuando supera el 30 % entre los dos neumáticos. Por el contrario, el sistema directo es algo más costoso porque hay que instalar varios elementos, mientras que con el indirecto se utilizan los sensores de otros sistemas como el ABS o ESP y, por lo tanto, es más barato.
En definitiva, un sistema pionero de los ADAS que se irán implantando progresivamente en todos los vehículos nuevos, y que nos ayudarán a evitar sinestros de tráfico.