¿Es seguro el motosharing?
La movilidad eléctrica y sostenible está experimentado un gran impulso en los últimos años. A esto hay que añadir que cada vez se apuesta más por alquilar un vehículo cuando se necesita, principalmente para moverse por ciudad. Entre las distintas fórmulas, y una de las más extendidas, está la conocida como motosharing. De hecho, en España hay más de 10 mil motos de alquiler repartidas por las principales ciudades (datos 2019). Basta con bajarse una aplicación, registrarse y solicitar la moto eléctrica más cercana. En la mayoría de casos se trata de ciclomotores o motos eléctricas equivalentes a una de 125cc.
¿Es recomendable hacer uso de este servicio si no se ha conducido una moto de estas características antes? ¿Se producen muchos siniestros de tráfico con estos vehículos? ¿Qué ofrecen estas empresas de alquiler? Fundación MAPFRE, en colaboración con CESVIMAP, ha elaborado el estudio “La contribución del motosharing a la seguridad vial” para dar respuesta a estas y otras muchas preguntas.
Durante el 2019, este tipo de vehículos se vieron involucrados en un total de 804 siniestros según datos de la DGT. Esto quiere decir que 1 de cada 12 vehículos aproximadamente estuvo implicado en un siniestro de tráfico. El estudio muestra que son las caídas el incidente que más se repite, seguidas de las colisiones fronto-laterales y de los alcances. Entre los factores concurrentes encontramos la inexperiencia del usuario y el mal estado del pavimento,
Hay que destacar que en estos incidentes la lesividad es baja, pues generalmente ocurren a poca velocidad. Así, casi el 90% de las personas que sufren siniestros son heridos que no requieren hospitalización, solo atención sanitaria en el lugar de los hechos. Sin embargo, se trata de un porcentaje elevado, es decir, 9 de cada 10 sufren lesiones aunque sean leves. De hecho, el mencionado trabajo revela que las motos de sharing ha tenido una siniestralidad 26 veces mayor que la media de todos los vehículos.
También, hay que poner de relieve el permiso exigido para usar este tipo de vehículos. Para poder usar este servicio de alquiler de motos eléctricas es necesario tener como mínimo 18 años, aunque en algunos casos esta edad puede subir hasta los 21. En lo que respecta a permisos, se debe estar en posesión de la correspondiente licencia de ciclomotor o de moto (AM, A1, A2, A), según el tipo de vehículo que vayamos a conducir; aunque también es válido, según los modelos de vehículos, un carné de coche con tres años de experiencia (B+3). Algunas de las licencias mencionadas pueden obtenerse antes de los 18 años, pero ninguna de las empresas que operan en España actualmente permite el uso de sus motos a menores de edad.
El estudio destaca que la mayor parte de los usuarios tienen en permiso de conducir B que permite conducir motos pasados 3 años desde su obtención. Sin embargo, se han detectado varias irregularidades analizando la siniestralidad vial, es decir, conductores que han alquilado motos eléctricas con carné tipo B, sin llegar a los 3 años de experiencia y personas que utilizaron el servicio sin ningún tipo de licencia (7 en total).
También debemos poner el foco en el casco, un elemento de seguridad especialmente importante y obligatorio. De hecho, es la única protección que ofrecen las compañías de motosharing, tal y como se ha podido comprobar en el estudio. A pesar de esto, 8 personas no llevaban casco en el momento del incidente. En el cómputo total, representan apenas un 1%. Sin embargo, esta cifra puede ir en aumento si tenemos en cuenta el cada vez mayor uso de estos servicios de alquiler en las ciudades.
PROPUESTAS PARA UNA MAYOR SEGURIDAD
El informe incluye una serie de propuestas de mejora. Así, desde Fundación MAPFRE pensamos que las empresas de movilidad compartida deberían comprometerse a supervisar el uso seguro de sus vehículos, en particular en relación a los límites de velocidad, y ayudar a sus clientes a ser conductores responsables. Por ejemplo, pueden mentorizar el comportamiento de los conductores (premiando a quienes hagan una conducción segura) y ofrecer cursos de mejora de la conducción, online o presenciales.
En este sentido, se defiende que los sistemas de “pago por tiempo” pasen a ser “pago por uso seguro”, es decir, aquellos sistemas en donde únicamente se mide el tiempo de uso pueden traducirse en querer llegar lo antes posible al destino y eso, en ocasiones, puede ser muy peligroso. El pago por uso “seguro” puede incluir aspectos de la conducción como: respeto de los límites de velocidad, ausencia de giros, frenadas o acelerones bruscos, consumo de energía o conducción eficiente, etc.
Igualmente, hay que hacer hincapié en la necesidad de que estas motos estén en perfecto estado. Se puede proponer al usuario que antes de conducir realice un pre-check de seguridad para detectar desperfectos o averías.
Además de ofrecer cursos gratuitos de conducción segura de sus vehículos, las empresas deberían contar con vehículos equipados con el mayor número de sistemas de seguridad disponibles en el mercado. Por lo general, ninguno de los modelos de motocicletas o ciclomotores usados actualmente por las empresas de motosharing equipa sistema ABS por lo que resulta deseable que, a medida que se vayan renovando las flotas, se haga con vehículos con ABS.
En esta línea, es necesario ofrecer cascos de la talla adecuada y protección integral (más allá de ofrecer cascos tipo jet que son los que normalmente caben en los cofres de transporte). Se debe abogar por el uso de cascos homologados según la última versión de la normativa ECE R22, la versión 06, puesto que son más seguros en caso de impacto. Además, recientemente han aparecido sistemas que avisan cuando el casco no está correctamente abrochado. Un siguiente paso puede ser vincular dicho avisador con el arranque del vehículo.
Desde Fundación MAPFRE consideramos imprescindible que las empresas de movilidad compartida garanticen un correcto mantenimiento y estado mecánico de sus vehículos: Han sido probados alrededor de 40 vehículos y entre los puntos débiles más significativos se han encontrado defectos relacionados con elementos de seguridad, como luces, retrovisores, frenos o el mando de acelerador, entre otros.
Por último, las páginas web y las apps de las empresas de movilidad compartida deberían ofrecer mayores niveles de información sobre normas y legislación, sobre el uso seguro de sus vehículos, incluidos tutoriales de conducción segura, pautas para familiarizarse con cada modelo, la selección y el ajuste correcto del casco…
Si es la primera vez que vas a conducir una moto eléctrica, realiza un curso previamente. Debemos tener en cuenta que los motociclistas son usuarios vulnerables y que, por lo tanto, hay que incrementar la precaución.