¿Estamos preparados para el coche autónomo y conectado?
Los vehículos nuevos están cada vez más conectados y, a su vez, son más autónomos. Los sistemas de ayuda a la conducción (ADAS) son un claro ejemplo de esta apuesta por la tecnología y de cómo se está cada vez más cerca de la conducción automatizada. Muchos de esos sistemas ya son obligatorios en los vehículos de nueva fabricación y tienen como objetivo principal evitar los siniestros de tráfico o mitigar sus consecuencias. Sin embargo, ante esta realidad surgen muchas preguntas: ¿estamos los conductores preparados para esta relación con la tecnología? ¿Se reducirán los siniestros de tráfico o aumentarán las distracciones? ¿Se puede confiar por completo en la conducción autónoma?
Y es que cuando se trata de seguridad vial no hay que olvidar el importante papel que juega el factor humano. De hecho, se estima que el 90% de los siniestros ocurre porque los conductores cometemos errores. Ante este dato, el reto está en conseguir equipar a los vehículos con sistemas adecuados que lo reduzcan y que, además, se comuniquen entre sí y con las infraestructuras, para que puedan anticiparse a situaciones de riesgo y así evitar siniestros de tráfico. En definitiva, se puede decir que los ADAS pueden actuar de diferentes formas: advertir e informar, ayudar, o intervenir activamente para que el incidente no se produzca.
En este paso hacia el vehículo autónomo se han establecido varios niveles, siendo el 1 y 2 los más “viables” ya en el presente o en un futuro muy cercano. Estos dos niveles hablan de una conducción asistida o parcialmente automatizada. Los niveles 3, 4 y 5 son los más avanzados y los más complicados de desarrollar, pero es donde la automatización va en aumento.
Ser humano vs. tecnología
¿Son las personas capaces de dominar todos estos métodos de asistencia? ¿Están los usuarios preparados para la conducción autónoma? Un estudio realizado por DEKRA revela que el 68% de las personas confían en los sistemas de asistencia al conductor (Nivel 1 y 2). Por ejemplo, en estos niveles se encuentra el asistente de frenada de emergencia, el asistente de mantenimiento de carril o el control de crucero adaptativo. Sin embargo, un 60% se mostraría más cauteloso con un vehículo totalmente automatizado de nivel 4 en comparación con un vehículo conducido por una persona. Este dato aumenta según crece la edad de los encuestados.
Por todo ello, uno de los principales retos reside precisamente en conseguir un mayor nivel de aceptación. Se trata de una de las principales conclusiones de la jornada ‘Informe Seguridad Vial Dekra 2023. La tecnología y el ser humano’ donde los expertos han coincidido en señalar que hay que tener claro el beneficio que aporta dicha tecnología y conseguir que sea de fácil utilización.
“Sin la renovación de la flota, seguirán muriendo personas”, ha señalado Jesús Monclús, director del Área de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, durante la jornada. Además, ha señalado la importancia no sólo de controlar el estado de los vehículos con más avances tecnológicos, sino que también es necesario saber cómo repararlos. En este sentido, ha querido remarcar que “hay que sacar la tecnología de los cajones y ponerla. Los vehículos modernos reducen un 35% el riesgo, pero vamos hacia atrás. De nada sirve incorporar sistemas ADAS en los vehículos nuevos si el parque está envejecido”, ha apuntado durante su intervención.
Jesús Monclús también ha puesto la atención sobre los camiones y, sobre todo, las furgonetas, “un instrumento de trabajo que iba casi sin nada. Afortunadamente, esto ha cambiado”. Por ejemplo, ha detallado que para entrar en Londres con un vehículo pesado se exige que tenga ayuda para detección de objetos.
“Normalmente nos dicen que la regulación va siempre por detrás”, afirma Cristóbal Cremades, jefe Provincial de Madrid en la Dirección General de Tráfico. Por eso, desde la DGT ya están trabajando para que en 2024 o 2025 haya una regulación para que el coche autónomo y conectado vaya sobre seguro. No hay que olvidar que en España hoy por hoy está permitido conducir con un vehículo de hasta nivel 3. “El nivel 4 y 5 está prohibido, pero vamos avanzando en esa línea”, ha remarcado.
En este sentido, “España va a tener toda la flota conectada en 2026, aunque esté envejecida”, ha señalado Cremades. Y es que sistemas como la baliza V-16, los conos o las grúas de asistencia en carretera ofrecerán conexión e informarán de su posicionamiento.
Por su parte, Alejandro Torrecilla, director en DEKRA Testing & Certification, ha dado a conocer que más de 600.000 fallecidos se podrían evitar con el vehículo conectado, según investigaciones que llegan de Estados Unidos. Y es que la conectividad da muchas ventajas, como poder anticiparte a lo que va a pasar. No obstante, y aunque las ventajas son muchas, también hay que tener cuenta los puntos negativos, como la necesidad de invertir en infraestructuras o las posibles ciber amenazas.
“Nos enfrentamos a la casuística de que no se puedan imaginar todos los escenarios posibles que se puedan dar en carretera. De ahí lo importante de salir a la circulación para recopilar todos los datos posibles en la fase de desarrollo. En la fase de uso, a día de hoy no deberíamos delegar todo en los sistemas”, asegura Felipe Jiménez, subdirector de Investigación en INSIA, quien ha añadido que “el sexto sentido que tenemos los humanos de que algo va a pasar porque estamos acostumbrados a conducir kilómetros y kilómetros, no la tiene la tecnología”.
La importancia de la formación
La formación en todos los niveles es necesaria, especialmente cuando se habla de tecnología en la carretera y conductores. En opinión de David Fernández, responsable de Estudios e Investigación en RACE, “la realidad nos supera y la verdad es que hay conductores que se sacaron el carnet con un coche sin ningún sistema de ayuda y actualmente hay personas que se están sacando el permiso con coches totalmente equipados”.
“La automatización nos ayuda a conducir con menos presión, pero al mismo tiempo nos deja más desentrenados”, ha añadido Jesús Monclús durante la jornada. De hecho, un estudio realizado por Fundación MAPFRE revela que el móvil, incluso en manos libres, duplica el riesgo de cometer errores en la conducción.
Los expertos también han coincido en señalar la necesaria homogeneización de los sistemas de ayuda en la conducción y la necesidad de que haya una formación e información previa por parte de los concesionarios a la hora de adquirir un vehículo nuevo.
Y es que es importante que todos aquellos vehículos que ya están conectados ayuden a las personas a ser mejores conductores. Siempre con el objetivo de contribuir a la seguridad vial y a una movilidad más calmada y humana.