Evaluación del riesgo en el sector del transporte
¿Cuáles son los riesgos que podemos encontrarnos en el transporte? ¿Podemos evitarlos? Si no podemos eliminar los riesgos, ¿qué podemos hacer? Son algunas de las preguntas que hay que hacerse a la hora de realizar una evaluación del riesgo en el sector del transporte. Definimos qué es la evaluación del riesgo y os ofrecemos unas pautas a seguir.
En primer lugar, debemos tener en cuenta y conocer la existencia de la Directiva Marco Europea 89/391/CEE 58. Esta Directiva incluye principios generales relativos a la prevención de los riesgos profesionales y la protección de la seguridad y de la salud, la eliminación de los factores de riesgo y accidente, la información, la consulta, la participación equilibrada de conformidad con las legislaciones y/o los usos nacionales, la formación de los trabajadores y de sus representantes, así como las líneas generales para la aplicación de dichos principios.
¿Qué es la evaluación del riesgo?
El informe ‘Prevención de Lesiones y Accidentes de Tráfico para la Seguridad de los Empleados’ (PRAISE), del Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (European Transport Safety Council, ETSC), señala que es ‘el proceso de evaluar riesgos para la seguridad y la salud de los trabajadores provenientes de peligros en el lugar de trabajo’. De esta forma, se tiene en cuenta aquello que podría causar lesiones o daños, si los peligros podrían eliminarse y, en caso de que no se pueda, qué medidas preventivas o de protección están activas o deberían poner en marcha para controlar los riesgos. En este caso, asociados al transporte.
Pasos a seguir
- Primero debemos identificar los peligros potenciales. Tenemos que localizar los peligros y los individuos en riesgo. Hay que buscar los elementos en el trabajo que tienen potencial para ocasionar daños, así como identificar a aquellos trabajadores que pueden estar expuestos a dichos peligros. En el caso del transporte, hablamos de los transportistas en su uso de la vía y conducción.
- Evaluar y priorizar riesgos. Hay que estimar los riesgos existentes, es decir, su gravedad y probabilidad del daño posible. Debemos dar prioridad a unos sobre otros por orden de importancia. En los transportistas estaremos hablando de la aparición de la fatiga (conductores que hacen largas distancias), la posible aparición de estrés…
- Plantear acciones preventivas. Tras conocer los riesgos, hay que elaborar un plan para hacerlos frente y controlarlos (planificar las jornadas, los itinerarios, las paradas de descanso…).
- Implantar las medidas preventivas y de protección que hemos desarrollado previamente en el plan de acción. Se deben analizar previamente y prever resultados y modo de implantación.
- Evaluar que el plan implantado cumple su función. Tendríamos que analizar los datos, los tiempos de itinerarios modificados y cómo ha impacto esto en la siniestralidad.
Elementos clave: usuario, itinerario y vehículo
El mencionado informe destaca que son tres los elementos clave en la evaluación del riesgo específicos para el transporte. Hablamos de usuarios de la vía, el itinerario y el vehículo.
Así, debemos realizarnos una serie de preguntas a las que debemos dar respuesta: ¿El desplazamiento es necesario? ¿Es posible usar otros medios de transporte? Si el desplazamiento es necesario, ¿qué puedo hacer para reducir la exposición al riesgo al conducir? ¿Qué itinerarios deben recorrer nuestros empleados y cuáles representan un menor riesgo? ¿De qué vehículos disponemos? ¿Quiénes los conductores y qué tipo de conductores tenemos? ¿Cuánto tiempo están conduciendo? ¿Qué les pedimos que hagan además de conducir?
Es necesario definir límites sobre el tiempo que se pasa en carretera, establecer una política que analice el uso de los vehículos, las adquisiciones y el mantenimiento que se realiza, unas normas acerca de la conducción y qué hacer durante el trayecto y establecer una formación continua del conductor.