La prioridad de paso y la velocidad, dos claves para convivir
Si por algo se caracterizan las ciudades por la elevada presencia de los diferentes usuarios, especialmente los vulnerables, como pueden peatones, ciclistas o motoristas. La prioridad de paso y la velocidad son dos factores determinantes para garantizar la seguridad vial urbana aunque, por supuesto, no son los únicos.
Las mayor presencia de estos usuarios vulnerables hace precisamente que la velocidad máxima permita en estas vías sea mucho más reducida que en el resto. En este tipo de carreteras podemos encontrarnos con límites de 50, 30 y 20 km/h, especialmente en vías próximas a parques, colegios, hospitales…
Por este motivo, el Reglamento General de Circulación recoge que se debe circular a velocidad moderada y, si fuera preciso, hay que detener el vehículo cuando las circunstancias lo exijan y especialmente cuando haya peatones en la parte de la vía que se esté utilizando o pueda preverse racionalmente su irrupción en ella, principalmente si se trata de niños, ancianos, invidentes u otras personas manifiestamente impedidas.
También se debe reducir la velocidad al aproximarse a bicicletas circulando, así como en las intersecciones y en las proximidades de carriles bici y de los pasos de peatones no regulados por semáforo o agentes de la circulación, así como al acercarse a mercados, colegios o a lugares en que sea previsible la presencia de niños, como los parques.
Como hemos indicado, la prioridad de paso también es fundamental para garantizar una buena convivencia entre los diferentes usuarios en las ciudades. En este sentido, hay que tener en cuenta que las órdenes de los agentes siempre prevalecerán sobre cualquier otro tipo de señalización prevalencia seguida por la indicada por las señales lumínicas (semáforos y paneles luminosos), la señalización vertical, (señal de vía preferente, ceda el paso y stop) y la señalización horizontal, en el orden enunciado.
En el caso de que no haya señal ni agente que regule el paso, el conductor está obligado a cederlo a los vehículos que se aproximen por su derecha. Por supuesto, salvo algunas excepciones. Así, por ejemplo, tienen preferencia aquellos que circulen por una vía pavimentada frente a los procedentes de otra sin pavimentar, los vehículos que circulen por raíles tienen derecho de prioridad de paso sobre los demás usuarios y, en las glorietas, tienen preferencia quienes se hallen dentro. Igualmente tienen preferencia los vehículos que circulen por autopista o autovía frente a quienes se van a incorporar.
En el caso de las ciudades, hay que tener en cuenta que los vehículos tienen preferencia de paso sobre los peatones salvo:
a) En los pasos para peatones señalizados.
b) Cuando vayan a girar con su vehículo para entrar en otra vía y haya peatones cruzándola, aunque no exista paso para éstos.
c) Cuando el vehículo cruce un arcén por el que estén circulando peatones que no dispongan de zona peatonal.
De hecho, en las zonas peatonales, cuando los vehículos las crucen por los pasos habilitados al efecto, los conductores tienen la obligación de dejar pasar a los peatones que circulen por ellas.
Igualmente deben ceder el paso a los peatones que vayan a subir o hayan bajado de un vehículo de transporte colectivo de viajeros, en una parada señalizada como tal y a las tropas en formación, filas escolares o comitivas organizadas.