Problemas de oído y conducción, ¿cómo pueden afectar?
Audición y equilibrio son fundamentales para conducir de una forma segura. De ahí que el oído sea uno de los sentidos que se controla cuando nos disponemos a renovar el carnet de conducir.
Hay muchos y diferentes problemas que pueden afectar a la capacidad auditiva. Al respeto, el Reglamento General de Conductores establece que cuando hablamos de los carnets del Grupo 1 (AM A1, A2, A, B, B+E y LCC), las hipoacusias, con o sin audífono, de más del 45% de perdida combinada entre los dos oídos impiden la obtención o prórroga del permiso o licencia.
En el caso del Grupo 2 (BTP, C1, C1+E, C, C+E, D1, D1+E, D, D+E), hablamos de un 35% de perdida combinada entre los dos oídos.
Por supuesto, cuando para alcanzar la agudeza auditiva mínima se requiere de un audífono, esto deberá constar en el carnet de conducir. Hay que señalar que los afectados por hipoacusia con pérdida combinada de más de 45% (con o sin audífono) deberán llevar espejo retrovisor exterior a ambos lados del vehículo e interior panorámico de forma obligatoria.
Los problemas de oído pueden alterar nuestra audición y, por lo tanto, nuestra capacidad para recibir determinadas señales acústicas necesarias para conducir: ruidos anómalos del coche, estado de la circulación, coches que se aproximan, claxon como señal de advertencia… Desde el oído podemos determinar la distancia y dirección de donde viene el sonido, es decir, su localización. Además, también puede alterar nuestro equilibrio y, por lo tanto, afecta directamente a nuestro buen estado para ponernos al volante.
El oído puede contar con malformaciones como fístulas congénitas, lóbulo bífido y anomalías de dimensión, forma o posición del pabellón auricular, agenesia o aplasia del pabellón, e imperforación del conducto. Tal y como indican desde ‘Movilidad segura y salud’, del Área de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, en el oído medio, los huesecillos pueden presentar alteraciones de forma, número y articulaciones, las ventanas laberínticas pueden estar completamente bloqueadas por hueso, y el trayecto del nervio facial puede presentar anomalías. A menudo, se presentan asociadas con imperforación del conducto.
Estas anomalías pueden dar lugar a sorderas de percepción puras más o menos intensas. En todos los casos el tratamiento es quirúrgico. Una vez operado, se debe volver a comprobar la audición para comprobar que efectivamente la hipoacusia no está por debajo de los límites que marca la ley.
También es muy frecuente contar con tapones de cerumen y problemas epidérmicos. En cualquier caso, se debe dejar libre el conductor y realizar el correspondiente tratamiento. El especialista médico nos indicará si debemos seguir conduciendo durante el tratamiento.
Igualmente se pueden producir inflamaciones del oído externo, un forúnculo del conducto, otitis externa difusa o eczema de oído externo. En todos estos casos, el médico debe aconsejar conducir en trayectos cortos y mejor acompañado. En algunos casos más graves, se puede desaconsejar la conducción durante el tratamiento.