Riesgos de las cefaleas para la seguridad vial laboral
Estás conduciendo de camino al trabajo y vuelve ese dolor de cabeza que te bloquea. Sin duda, un grave riesgo para tu seguridad. En “Seguridad Vial en la Empresa” te damos una serie de consejos para saber cómo actuar cuando surgen estas cefaleas.
Dentro de las cefaleas primarias (migraña sin o con aura, cefalea tensional, cefalea crónica diaria por abuso de medicación y cefalea en racimos) destacan los siguientes síntomas: dolor de intensidad y duración variable, visión limitante con lagrimeo, destellos, fotofobia…(hay que recordar que el 90% de la información que recibe el conductor proviene de la visión), síntomas sensitivo-motores en miembros superiores o inferiores (hormigueo, pérdida de fuerza o sensibilidad…), mareo, alteraciones del equilibrio o estabilidad, náuseas o vómitos, somnolencia, alteración de la concentración, letargo, agotamiento…
¿Qué riesgos existen cuando nos encontramos conduciendo? El informe “Cefaleas, migraña y riesgo para la conducción de vehículos: conocer primero para prevenir después”, realizado por el Área de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, indica que este tipo de dolores dificulta la concentración, altera la visión, la fatiga, produce lentitud de respuesta, falta de coordinación motora, reduce la alerta y atención, se produce un desprecio de la percepción del riesgo y se sufren trastornos del ánimo y del sueño.
Afortunadamente, los avances farmacológicos de los últimos años han contribuido de forma decisiva a la mejora de la calidad de vida de las personas que padecen este tipo de dolores, tanto en el plano personal como laboral. Nos encontramos con fármacos más eficaces y con menos reacciones adversas. Sin embargo, debemos tener en cuenta que es especialmente importante comprobar los efectos de esa medicación y que no alteran nuestra capacidad para conducir.
Este mismo informe señala que la automedicación responsable puede ser conveniente si se utiliza para tratar síntomas menores, como por ejemplo el dolor, la fiebre, la acidez de estómago, el resfriado, etc. y durante un tiempo limitado. De hecho, existen medicamentos que no necesitan receta médica. Aun así, que no se requiera de indicación médica no quiere decir que no sea un riesgo para la conducción. Por este motivo, es necesario comprobar siempre el prospecto y, en caso de duda, consultar a un especialista.
¿Cómo evitar durante la conducción aquellos factores que pueden provocar la cefalea?
- Evitar las discusiones con compañeros de viaje, llevar la radio muy alta, destellos luminosos, la insolación…
- Mantén una postura confortable en el vehículo para evitar posturas forzadas, movimientos repetitivos y sobreesfuerzos musculares de la columna vertebral que podrían desencadenar o potenciar la cefalea.
- Posición adecuada del reposacabezas, permitirá además evitar o minimizar posibles lesiones cervicales (latigazo cervical) en caso de accidente de tráfico.
- Cuida los aspectos ergonómicos: respaldo del sillón, el refuerzo lumbar, la altura del asiento, el reposacabezas, los retrovisores y la distancia al volante y a los pedales.
- Si vas en moto, el casco debe adaptarse bien a las condiciones anatómicas, evitando que el peso del mismo y la mala adaptación al tamaño de la cabeza o del cuello, empeore la situación de base.
- Descansar en cantidad y calidad antes de iniciar un viaje para evitar la fatiga y el sueño.
- Evitar la ingesta de fármacos que puedan ocasionar somnolencia o cefalea como efecto adverso o que potencien este efecto junto con la medicación prescrita para la cefalea.
¿Cómo actuar ante la cefalea intensa?
Cuando el paciente comience a sufrir los primeros síntomas, detén el vehículo en un lugar seguro, solicita ayuda y no fuerces la conducción. Es aconsejable llevar entre la documentación un informe médico con los datos básicos de la enfermedad y de los fármacos prescritos, tanto para los agentes de tráfico, como para el servicio de urgencias. No se recomienda volver a conducir tras el cese inmediato de la crisis, pues la misma cefalea o los efectos secundarios de los fármacos conllevan en muchos casos la aparición de somnolencia.