Salud mental y seguridad vial laboral
La salud mental y el trabajo están íntimamente relacionados, aunque, por supuesto, hay multitud de factores que pueden predisponer a su empeoramiento o surgimiento, como factores biológicos individuales y otros condicionantes psicológicos. Trabajar en entornos favorables, con un buen ambiente laboral y con cierta estabilidad contribuye directamente a su buen estado. Por el contrario, tener condiciones laborales deficientes lo perjudica, ya que hay una menor satisfacción laboral, personal y una menor productividad. Además, cuando este trabajo se desarrolla en la carretera, todavía cobra una mayor prioridad.
FACTORES DIVERSOS
Hay factores externos que afectan directamente a la salud mental de los conductores: el estado del tráfico, la ergonomía en la conducción, el descanso, la alimentación…Todo contribuye a que el conductor tenga una mejor o peor condición mental, aunque hay que señalar que algunos de estos factores son totalmente ajenos al individuo e imposibles de “controlar”.
Se puede afirmar que los factores psicosociales tienen un efecto directo sobre la salud mental, y ésta sobre la seguridad vial laboral, es decir, hablamos de aquellas condiciones de trabajo que tienen que ver con cómo se organiza, en qué consiste y cómo se ejecuta. Por supuesto, también se tienen en cuenta las relaciones entre personas y el contexto en las que se llevan a cabo.
Cumplir plazos, altas demandas cognitivas durante la conducción, querer hacer varias tareas a la vez, exposición a situaciones de violencia o incluso la precariedad laboral en determinados casos, son algunos de los principales factores de riesgo.
Precisamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Mundial de la Salud Mental (WFMH, por sus siglas en inglés) centran su campaña de 2024 en la necesidad de priorizar la salud mental en el puesto de trabajo, e invitan a trabajadores, empleadores, organizaciones y otras partes interesadas a promover el bienestar mental en el terreno laboral, priorizando, protegiendo y promoviendo esta salud mental.
SEGURIDAD VIAL EN RIESGO
Una persona que sufre alguna afección de salud mental, como depresión, demencia, ansiedad, déficit de atención, hiperactividad, esquizofrenia o alteraciones del sueño, entre otras, puede adoptar actitudes peligrosas y asumir riesgos innecesarios en su trabajo. En la carretera, estos comportamientos son todavía más peligrosos.
Todas estas alteraciones de la salud mental se mencionan en el Reglamento General de Conductores. Las pruebas de aptitud psicofísica que debe superar todo conductor, tanto a la hora de obtener el permiso de conducir por primera vez como en las revisiones periódicas, buscan precisamente comprobar y dejar constancia de que no existe enfermedad o discapacidad que pueda incapacitar a la persona para ponerse al volante. Además, según el caso, se suele exigir un dictamen favorable de un neurólogo o psiquiatra, que no impida la obtención o prórroga del permiso de conducción. Tras estas pruebas de aptitud se puede reducir el periodo de vigencia del permiso o licencia, según criterio facultativo.
SALUD Y SEGURIDAD EN LA CARRETERA
Una deficiente salud mental afecta de manera muy relevante a la seguridad vial y, además, hay que tener en cuenta que, pese a que hay muchos medicamentos que pueden mejorar el rendimiento y la capacidad del usuario para conducir, también pueden tener efectos secundarios que alteren las capacidades psicomotoras. Por todo ello, siempre se deben seguir las indicaciones médicas al respecto antes de ponerse al volante, tanto si se sigue tratamiento como si no es así.
Por último, el trabajo ‘Trastornos mentales y de conducta’, de Fundación MAPFRE, aborda muchas de estas afecciones, como la neurosis de ansiedad, la depresión, la esquizofrenia o incluso la conducta suicida y su influencia en la conducción.
No hay que restar importancia a la salud mental, tanto si se conduce de manera esporádica como si el trabajo transcurre en la carretera. La seguridad vial está íntimamente ligada al bienestar mental.