¿Se puede sancionar por fumar mientras se conduce?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco es una de las mayores amenazas para la salud pública. De hecho, alertan que cada año mata a más de 7 millones de personas, de las cuales más de 6 millones son consumidores directos y alrededor de 890 000 son no fumadores expuestos al humo ajeno (fumadores pasivos).
Fumar al volante no es una infracción pero sí es sancionable
Fumar mientras se conduce no es infracción y, por lo tanto, no está terminantemente prohibido. De hecho, no figura como tal ni en la Ley de Tráfico y Seguridad Vial ni en el Reglamento de Circulación. Sin embargo, sí que puede llegar a ser sancionable.
Y es que el Reglamento de Circulación sí que recoge que “el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía. A estos efectos, deberá cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la mantengan el resto de los pasajeros, y la adecuada colocación de los objetos o animales transportados para que no haya interferencia entre el conductor y cualquiera de ellos”.
La ley deja este término en la valoración del propio agente, quien será el encargado de determinar si el conductor que fuma está teniendo una merma en su ‘libertad de movimiento’. La propia Dirección General de Tráfico (DGT) ha apuntado en sus redes sociales que fumar mientras se conduce puede ser sancionable si se hace provocando distracción o poniendo en riesgo la seguridad vial.
Cómo influye fumar en la conducción
Se puede determinar que hay varios momentos en los que el conductor que fuma se distrae y no pone toda su atención en la carretera. En primer lugar, cuando busca en cigarrillo y el mechero: retira la mano del volante y la vita con el objetivo de buscar el paquete. Si éste se encuentra en la guantera, el riesgo aumenta. Después hay que encenderlo. Nuevamente se retira la mano del volante y la vista se posa en el cigarro. Durante este tiempo, el coche sigue circulando a cierta velocidad.
Posteriormente se suelta el mechero y se sujeta el cigarrillo, intentando poner las dos manos sobre el volante pero sin poder hacerlo con firmeza. De esta forma, el conductor no tiene la misma capacidad de reacción ante posibles imprevistos.
A esto hay que añadir la ceniza que hay que ir retirando y la posibilidad de que caiga sobre el propio conductor. Igualmente hay que tener en cuenta la tos que pueda surgir del humo, el posible enrojecimiento de ojos…
Tal y como indica la Dirección General de Tráfico (DGT), el simple hecho de encender un cigarro implica una distracción mínima de cuatro segundos. A una velocidad de 110 km/h, se recorren 120 metros sin control.
En este sentido, varios países de la Unión Europea están endureciendo sus sanciones por fumar en el coche, principalmente si hay niños en el interior del automóvil. De esta forma se quiere evitar que se conviertan en fumadores pasivos.